Para
la segunda evidencia, voy a explicar los términos de ocupación, actividad y
tarea, los cuales a veces, son utilizados como sinónimos.
OCUPACIÓN, ACTIVIDAD Y
TAREA, ¿ ES LO MISMO?
Entiendo
que la ocupación, para que sea considerada como tal debe ser propositiva y
significativa, es decir, que tenga un propósito, un objetivo y un significado. La
ocupación, está ligada a un rol, y cuando se realiza una ocupación, existe un
rol que te proporciona una identidad personal. Eres conductora, eres profesora
o eres estudiante, por ejemplo, dentro de un contexto específico donde se crean
unos hábitos de comportamiento. Ese rol que adoptas en un determinado momento,
tiene unas responsabilidades y unas tareas asumidas que es lo que los demás
esperan que se haga. Se crean unas expectativas.
En
la realización de una ocupación entran en juego, los roles, los hábitos, el
significado y las habilidades que uno tiene para realizarla.
Una
actividad se puede diferenciar siguiendo una serie de criterios, como por
ejemplo, si es una actividad activa o pasiva, si se realiza de forma individual
o en grupo, si pertenece a la categoría de autocuidado, de trabajo o de ocio,
si está relacionada con una edad determinada o cuál es la más propicia para
realizarla, según el nivel de desarrollo, si requiere unas determinadas
competencias físicas, mentales, sociales, si son estructuradas o no, o por su
componente sociocultural, ya que las actividades reflejan unos valores y unas
creencias culturales que marcan las pautas de lo que se debe o no se debe
hacer.
En
la realización de una actividad entran en juego las habilidades y el
significado que se le dé a esa actividad.
Las
actividades se pueden desgranar en tareas. Éstas tareas por sí solas, no tienen
significado, pero constituyen el medio que nos va a llevar a que cuando se
realicen en conjunto y de forma ordenada, se convierta en la actividad con el
significado particular que le da una determinada persona y le motiva a
realizarla.
En
la realización de una tarea lo que entra en juego es la habilidad para
realizarla.
Partiendo
de esta base y dependiendo del caso que nos encontremos, debemos centrarnos en
el análisis de la tarea, en el análisis de la actividad o en el de la
ocupación.
ANÁLISIS
DE UNA ACTIVIDAD, ¿PARA QUÉ?
El
objetivo del análisis de una actividad es identificar si ésta es la más
adecuada para una situación determinada y una persona concreta, y para eso, el
terapeuta debe saber perfectamente todo sobre dicha actividad, cómo se realiza,
qué demandas requiere, dónde se realiza, es decir, un análisis de la actividad
en sí misma, con independencia de la persona que la vaya a realizar.
Esa
información obtenida, le será de bastante utilidad a la hora de tener que
adaptar o graduar la actividad conforme una persona lo necesite a lo largo de
su tratamiento.
EL
TERAPEUTA, ¿QUÉ DEBE HACER?
El
terapeuta, debe aprender y enseñar las tareas individuales que, ejecutadas en
la secuencia correcta, forman la actividad completa.
Debe
determinar el uso terapéutico de cada tarea en relación con el paciente tratado
y sus necesidades.
Debe
determinar si esa actividad va a ser viable en todos los aspectos, económicos,
materiales, de espacio…
Establecer
si el sujeto puede realizar la actividad o no y en qué términos.
Identificar
el potencial de la actividad para poder graduarla o adaptarla.
Debe
tener en cuenta el tiempo que dura la actividad, el momento en que se realiza,
el entorno, los valores sociales y culturales, las precauciones que hay que
tener, si está indicada para una edad concreta, si la actividad se relaciona
con un sexo determinado…y debe conocer a la perfección las habilidades
necesarias para poder desempeñar actividad satisfactoriamente.
ACTIVIDAD
COMO MEDIO TERAPÉUTICO, ¿CUÁNDO?
El
análisis de la actividad permite al terapeuta ajustar las posibilidades
terapéuticas de la misma, a las necesidades del paciente, para que éste pueda
conseguir los objetivos marcados en la planificación del tratamiento.
La
actividad, para que sea considerada terapéutica, debe tener una serie de características
principales:
o Debe estar dirigida a conseguir un objetivo específico.
o Debe tener valor para el paciente.
o Debe involucrar en todo momento al paciente, teniendo en
cuenta qué actividades son relevantes para él y lo que desea conseguir.
o Debe reflejar los roles del paciente, creando unas
expectativas que sean realistas.
o Debe ser una actividad que se ajuste a la edad del
paciente.
o Debe ser tan interesante para el paciente que le motive a
continuar con el tratamiento
o Debe servir para mejorar su calidad de vida.
o Debe servir para prevenir una disfunción futura.
o Debe mantener y /o mejorar los niveles funcionales del
paciente, ajustándose a sus propias necesidades.
ANÁLISIS CENTRADO EN…
Sujeto: en un análisis
centrado en la persona, lo que me interesa son sus motivaciones, sus intereses,
sus metas, sus habilidades, sus limitaciones funcionales y el contexto de
ejecución.
Para ello, intento saber, si
la actividad es significativa para él, si puede llegar a satisfacer sus necesidades
y sus intereses, si la ejecución de la actividad le ayuda a alcanzar sus metas,
y si el entorno ejerce alguna influencia en la actividad o en su desempeño
ocupacional.
Tarea/Actividad: me centro
en la realización de la tarea en sí. En cuáles son los requisitos necesarios
para la realización de la tarea, qué es lo que debe aprenderse para dominarla,
cuáles pueden ser las principales dificultades a la hora de llevarla a cabo, de
qué forma se puede utilizar para que sea terapéutica, cuál es su significado
cultural…?
Ocupación: me centro en lo
que valora el paciente, en cómo se integrará la ocupación en su sistema de
valores, si esa ocupación va a contribuir a la consecución de los objetivos
marcados, qué roles incluye esa ocupación, si ese rol es adecuado a su edad, si
es compatible con otros roles que tenga, si le proporciona unos hábitos, si ese
hábito es nuevo y si es compatible con otros hábitos del paciente, si va a
mejorar destrezas y habilidades…
TIPOS DE ANÁLISIS DE LA
ACTIVIDAD
Hagedorn (1997) distingue
siete posibles tipos distintos de análisis de la actividad:
1. Análisis existencial y de la participación, donde se da importancia
a los roles y al significado subjetivo que tiene la actividad.
2. Análisis de la ejecución, se estudia la capacidad y los
problemas que tiene el paciente a la hora de realizar la actividad y el origen
de la situación actual.
3. Análisis ocupacional, se centra en la clasificación de la
actividad por parte del paciente y estudiar el contexto de ejecución.
4. Análisis de la actividad, basado en la descomposición de
la actividad en tareas, su grado de complejidad, su estructuración y secuencia,
herramientas, materiales y contexto necesario, así como precauciones y normas
de protección.
5. Análisis de la tarea, y su descomposición en operaciones.
6. Análisis de las habilidades
7. Análisis aplicado, donde se valoran los intereses del
paciente, su adaptación a los cambios en la actividad, la importancia que le da
y la familiaridad.
Lamport
(1996) considera que la actividad es la base filosófica de la Terapia
Ocupacional y que los instrumentos con los que cuenta un terapeuta a la hora de
establecer un tratamiento son el análisis y la adaptación de la misma. Se basa
en el modelo presentado por la AOTA, donde se contemplan los componentes, áreas
y contextos de ejecución. Distingue cuatro tipos de análisis:
1. Conciencia de la actividad.
2. Identificación de la acción.
3. Análisis de la actividad.
4. Correlación paciente-actividad.
Aspectos
que contempla son una breve descripción de la actividad, herramientas o equipo
necesario, costes y beneficios de su realización, recursos materiales y
espaciales, secuencia de la actividad, tareas y operaciones y tiempo requerido
para realizar cada paso, precauciones que se deben tener, contraindicaciones y
consideraciones especiales como la edad, la relevancia cultural, el sexo o los
requisitos educativos.
Crepeau
(1999) establece unos elementos necesarios para analizar una actividad, que
son, la forma en que se realiza y el contexto de ejecución, el grado de
habilidades necesarias para su ejecución y el significado que tiene la
actividad, cultural, social o personal.
Turner
(1992) distingue dos modelos para analizar una actividad, el simple y el
detallado.
- Simple: se centra en describir cómo se realiza la
actividad, qué se hace, por qué, dónde, cuándo y quién o quienes participan de
ella.
- Detallado: tiene en cuenta factores como el entorno, la
motivación, la adecuación al ciclo vital del individuo, sexo y estado de
discapacidad, grado de adaptabilidad de la actividad, grado en que se utilizan
las destrezas en la vida diaria, costes y beneficios, demandas y requisitos de
la actividad (destrezas sensoriales, motoras, cognitivas, perceptivas,
emocionales, sociales y culturales), elementos de seguridad y riesgo, tiempo
necesario para su realización y si es una actividad que se pueda realizar de
manera individual o en grupo.
Sea cual sea la herramienta elegida y el modelo en que se
base, debemos analizar las actividades de forma exhaustiva para que mediante la
adaptación y la graduación de su complejidad, dependiendo de las
características físicas, personales y sociales de nuestro paciente, y de sus
propios intereses, consigamos que se implique en la realización de las mismas y
logremos desarrollar, mejorar y mantener su desempeño ocupacional y su integración en el entorno, lo más independiente posible.
Bibliografía consultada:
Durante, P., Noya, B., Polonio, B (2003). Conceptos fundamentales de Terapia Ocupacional. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Moruno, P., Romero, D. (2003) Terapia Ocupacional: Teoría y Técnicas. Barcelona: Masson.
Moruno, P., Romero, D. (2010). Actividades de la vida diaria. Barcelona: Masson.